Queridos amigos, ya hemos visto en comentarios anteriores,
que tanto la UNESCO como la totalidad de las instituciones dependientes de la
ONU, no tienen escrúpulo alguno en tergiversar la historia, tratando de borrar
el testimonio judío en Israel y Jerusalén, desde hace más de 3,500 años, para
pretender “regalárselo” a los palestinos.
Este sábado nos corresponde estudiar la Parashá Behar Sinay
y la encontramos en Levítico, desde el capítulo XXV, versículo 1, hasta el
capítulo XXVI, versículo 3. Para mis lectores no judíos, les aclaro que Parashá
es el nombre en hebreo que se le da a la porción de la Torá que se lee cada
semana, para luego proceder a su estudio y comentario.
Se inicia esta Parashá con las disposiciones que ordena
Dios, sobre el uso de la tierra, lo que pasa a ser el tratado ecológico y
código de justicia más perfecto que encontramos escrito en la historia de la
humanidad y aún no superado. Por más que busqué en su lectura, no logré
encontrar nada parecido a un pueblo palestino que esté recibiendo las
respectivas instrucciones. Lo que sí encuentro es al pueblo de Israel.
Al inicio, en el versículo 2, leemos textualmente: “Habla a
los hijos de Israel y diles” Continua el texto con instrucciones y, al
finalizar, nos dice en XXVI, versículo 2 “Mis sábados guardaréis, y mi
santuario reverenciaréis; Yo soy el Eterno.
Leído y releído el texto completo, encuentro mencionado
Israel, shabat (sábado) Eterno, Moisés y todo un cúmulo de enseñanzas referidas
a la agricultura, a la posesión de la tierra, al trato con nuestros semejantes,
a la salida de la esclavitud en Egipto, al respeto al forastero, cómo actuar
con quienes se ven obligados a endeudarse y cómo se han de liberar, todos
conceptos establecidos para el pueblo judío desde Moisés en adelante, sin
lograr encontrar ni palestinos, ni viernes, que es el día sagrado para los
musulmanes. Tampoco aparece mezquita, Alá, Mahoma ni nada que nos pudiera
llevar a pensar en un pueblo palestino viviendo en esas tierras, en esa época o
en dicha religión (musulmana)
Esto me lleva a formularme unas preguntas: ¿Qué pasa con
aquellos países que mayoritariamente son cristianos y sus dirigentes también lo
son? ¿Están adjurando de su fe? ¿Nunca leyeron en su vida o escucharon hablar
de La Biblia, el Antiguo Testamento o el Pentateuco? ¿Pueden seguir profesando
su fe cristiana movidos por su antisemitismo o lo que sea, reniegan tan
burdamente de lo que para ellos también es sagrado? Finalmente ¿Cómo es posible
que el Papa o la autoridad eclesiástica que corresponda a su fe, no les hace
ver el perjurio que están cometiendo?
Comprendo que puedan producirse discrepancias en lo referido
al conflicto israelo-palestino actual, incluso falseando hechos que hemos visto
y vivido y sean tergiversados con o sin intención, ya que es sabido que cada
cual ve y aprecia un mismo acontecimiento, acorde a sus creencias, ideologías o
apreciaciones, pero, pretender que, en resumen, fueron los palestinos y no el
pueblo de Israel el que estuvo esclavo en Egipto. Que fueron ellos los que
llegaron a Canaán, guiados por Moisés en el desierto, para luego ingresar a la
Tierra Prometida bajo el alero de Josué, construir el Primer Templo durante el
reinado de Salomón, destruido por los babilonios, para retornar a Israel,
construir el Segundo Templo, el cual fue destruido por los romanos, los cuales,
tratando de borrar todo vestigio judío, le cambiaron el nombre al Reino de
Judá, por Palestina, derivado de los filisteos, es algo tan demencial, que no
logro explicarme cómo alguien pueda pretenderlo.
Más asombroso aún, resulta que debido a esta trama de
mentiras, tendríamos que concluir que Jesús y los apóstoles, eran palestinos
musulmanes y lo que predicaron se basó en el Corán y no en La Biblia, sin
importar que, según la propia fe musulmana, Mahoma tardó más de 600 años en
aparecer.
El asombro supera todo lo imaginable, cuando organismos
internacionales patrocinan tal despropósito y tantas naciones están dispuestas
a desacreditarse y perder el decoro ante afirmaciones tan aberrantes y
descabelladas, que no encuentro las palabras adecuadas que puedan calificar
actos de tal inmoralidad e irracionalidad.
Lamentablemente, por la fuerza de la costumbre, los
mentirosos siguen mintiendo y los que los escuchan, dejan de sorprenderse. Si
en algún momento, logra restablecerse la verdad y la racionalidad entre los
seres humanos, la ONU y sus anexos, especialmente la UNESCO; pasará a la
historia como el organismo más corrupto, falso e inoperante de todos los
tiempos. Sus estadistas como los más ignorantes e inescrupulosos de todos los
tiempos.
Qué lástima que los finales del siglo XX y los primeros de
este siglo que nos tocó vivir, se hayan visto coronados con tanta falsedad e
hipocresía. Parece que el uso del libre albedrío, lleva a algunos seres humanos
a tal degradación.
David ben Jaim
Fuente: Enlace Judío
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